"Mi primer triatlón". Fer Paz

He sido nadadora por muchos años y escribí este pensamiento justo después de hacer mi primer triatlón en Veracruz.
A pesar de que no vengo de cero porque llevo años compitiendo en natación, es una experiencia completamente diferente, y es lo que quise transmitir, lo que escribí es una comparación entre lo que he vivido entrenando y compitiendo natación y lo que experimenté ahora en el triatlón.
Pero creo que antes necesito contarles un poquito de como me decidí a hacerlo. Mi novio fue la persona que me hizo dar el brinco final, me guió en todo, desde qué bici comprar hasta ayudarme a acomodar mis cosas en transición el día del arranque.

Antes de prepararme para Veracruz, nunca había corrido más de 12 km en mi vida y había rodado un total de: cero km en la bici. Ni siquiera sabía que se usaban zapatos especiales para la bici... y eso, junto con soltar una mano para tomar agua fueron de los obstáculos más grandes que tuve jajaja! Sonará muy tonto para algunos pero creo que es justo el punto de compartir la experiencia.
Dar un paso atrás y ver el camino recorrido tanto novatos como expertos, darnos cuenta de los pequeños progresos que antes se nos hacían imposibles porque todos tuvimos una primera vez, ¿qué era lo que más miedo daba? para mi todavía es dar vueltas muy cerradas en la bici, o ponerme los zapatos ya andando, pero para otros seguramente es entrar corriendo a nadar en el mar en medio de tanta gente.

El Día del Primer Triatlón

Viniendo de otro deporte, mis buenos amigos y mi novio me prohibieron (sí, me prohibieron) inscribirme al sprint. "Tu eres nadadora, tu vas al olímpico" No les niego que estuve a punto de pedir el cambio varias veces pero me mantuve firme!


Para no hacerles el cuento largo el día del triatlón lo primero que dije cuando desperté fue "quiero vomitar" y lo último que dije al terminar fue "quiero vomitar" jajaja!
Los que compitieron en Veracruz recordarán que estuvo lloviendo bastante fuerte y que en los micrófonos repetían "velocidad moderada en el ciclismo porque puede ser peligroso", cosa que no me ayudó mucho con los nervios.
Salí a nadar y para la primera boya ya iba sola, eso me dio muchísimo ánimo, cuando me subí a la bici vi una moto a mi izquierda que me estaba siguiendo, no entendía que pasaba. Después me acordé que la moto iba siguiendo al primer lugar. Tuve un golpe grande de adrenalina y mis 5 minutos de fama jajaja! ... Hasta que unos minutos después me pasó la primer mujer que iba a terminar ganando la general y llevándose con ella la moto.
Cuando me bajé de la bici me habían pasado pocas mujeres, no sabía quienes eran, ni de qué categoría, entonces me concentré en lo mío, al primer km me topé con mi novio que ya iba en su segunda vuelta y me estaba esperando (literalmente se paró) para echarme porras. Terminé el triatlón con los pies destrozados y raspados pero con una satisfacción enorme. Lo había terminado!
Había rodado con tanta lluvia! Y no me había parado en la carrera!
Para mi sorpresa cuando me asomé a las listas, había quedado en tercer lugar.

Después de Veracruz quise probar con una distancia más corta e hice el sprint de Acapulco, quedé en primer lugar sin poder creerlo otra vez.
Y la semana pasada me animé a hacer mi segundo olímpico en Mérida, y llegué en segundo lugar. (El que más me ha costado, con un dolor de caballo toda la carrera).

 

El pensamiento que escribí fue este:

Cada deporte viene en un empaque diferente.

Fue un año de experimentos, de mezclar entrenamientos, de dividir mi mente, mi fuerza y mi tiempo entre albercas, mares, carretera y pistas.

Este año la adrenalina que me ha empujado del banco de salida en cada competencia de natación, se tuvo que duplicar cada vez que agarré la bici en una carretera.

Hice "distancias cortas", pero mi primer triatlón empezó con la prueba más larga de natación. (1500 mts) y después, mi concepto de “sprint” pasó de ser de 28 segundos a 1 hora 19 minutos.

Los dos deportes compartieron lágrimas. Algunos 100s checados en la alberca pero también por miedo de un par de camiones en la orilla de una carretera.

Lo imponente de una transición de 3,000 bicicletas fue totalmente comparable con voltear a ver una grada llena de personas en una alberca.

Regresé a las dobles y triples sesiones, pero sin tener que ponerme un traje de baño en cada una.

En las mañanas compartí entrenamientos de triatlón con personas mayores que yo, que cada día me enseñan que la edad no es un pretexto. En las tardes entrené natación con niños y niñas de 13 años que cada día me enseñan que...... la edad no es un pretexto.

Este año viene con más dobles sesiones, más rodadas, más soltar la mano para tomar agua en la bici y abrocharme los zapatos (me aventé el triatlón de Veracruz con un zapato desabrochado jajaja!)

¡Vienen más kilómetros y menos minutos!



Fer Paz

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