IRONMAN a los 20

Hace aproximadamente 8 años mis papás y yo viajábamos por Tijuana con unos amigos suyos. En el hotel que nos quedábamos estaban transmitiendo por televisión una competencia en la cual un hombre de aproximadamente 70 años se encontraba completando los 3,86 km de natación, el hombre se veía que salía con dificultades del agua y muchas personas le ayudaban dando ánimos a que continuara. En ese momento yo no sabía que se trataba de un IRONMAN, ni lo que representaba estar ahí tratando de conquistar lo imposible, pero al ver tal efusión de ese hombre tratando de seguir adelante me hizo sentir algo especial dentro de mi, algo que me marco y me dejo un sueño el cual hizo enamorarme de todo lo que rodea al Triatlón, para de esa forma luchar hasta el final por ser merecedor del título IRONMAN.

Dicen que el viaje de IRONMAN empieza cuando ves la posibilidad de convertirte en uno y les aseguro que estos 9 meses que duro fue maravilloso. Cuesta mucho, no lo voy a desmentir, tienes que dejar muchas cosas de lado y seguir enfocado en tu meta. Pero te das cuenta de que no estás solo, hay personas maravillosas apoyándote a tu lado; Mi familia, mis amigos y el gran team que es URBAN JUNGLE, personas que al igual que tú están aferrados a que consigas tu meta y te otorgan ese apoyo que tanto necesitas. Para que al final llegue la semana de competencia y tu no puedas creer que tan rápido se fue el tiempo y que en ese momento ahora todo depende de ti.

Llega la mañana del evento, sales a transición a arreglar las últimas cosas y sabes que el momento llegó. Con una combinación entre miedo y emoción te abrochas el neopreno, te pones gorra, googles y les das un fuerte abrazo a tus papás, yo se que en ellos también se encuentran muchas emociones encontradas, tratas de darles calma y te vas a línea de partida.

Natación (3.86 km): Era un recorrido sencillo, sólo tenías que hacer un rectángulo y darle dos vueltas al circuito. Salgo de la primera vuelta y me siento fuerte, me metí al agua para empezar la segunda vuelta y ahí cometo mi primer error. Lo primero que te dicen en un IRONMAN es que te centres en la etapa que estás, y yo hice todo lo contrario. Toda la segunda vuelta no dejaba de pensar en lo que me faltaba por completar en el día y eso me hizo salir con mucho miedo del agua.

Ciclismo (180 km): Tomamos la bicicleta y salimos al recorrido tan complicado que hace Lake Placid, al igual que la natación y la corrida son dos vueltas al circuito. Salgo con la cabeza mal y en toda la primera vuelta no me venía a la mente otro pensamiento mas que abandonar, mi cuerpo se sentía como si estuviera apagado y los geles de comida que ingería no me proporcionaban la energía necesaria y sólo me provocaban náuseas. Al terminar la primera vuelta sólo rogaba por encontrar a mis papás y decirles que ahí terminaba todo. Los encuentro y pese a mi cara desmotivada ellos me dan el coraje para continuar. Salgo a la segunda vuelta y me trato de tranquilizar, me paro en avituallamiento a respirar y comer algo de plátano, al montarme de nuevo en la bici el chip cambia completamente y ahí empecé a disfrutar de la competencia terminando con mucha energía los 90 km de bici que nos faltaban.

Carrera (42,2 km): Mi primer objetivo en la carrera era al menos correr 30 km y los otros 12 km llevármelos como fuera. Así que salimos de la transición con mucha emoción y con los voluntarios maravillosos que te daban esa energía para correr el maratón. El cuerpo fue impresionante, como empezó a fluir y me daba lo que yo le pedía, sólo trataba de sonreír y distraerme con toda la gente que apoyaba en el pueblo. Terminamos la primera vuelta y me sentía bien, emocionado porque ya sólo faltaba medio maratón, así que seguí con buen paso. Llegamos a la última milla, me encuentro con mis padres quien me entregan la bandera de México, empiezo a correr con la bandera por todo el pueblo. No importaba si mi cuerpo sentía dolor, yo sólo escuchaba a todas las personas de distintas nacionalidades que gritaban “Viva México” y así llegamos a la alfombra roja, bajo la velocidad y me doy cuenta que el sueño estaba hecho, que no importó los comentarios de las personas que me decían que era muy joven para someterme a esto, si no que yo sentía que esa era mi momento y que sabía que junto todas las personas que involucré en este viaje lo podríamos lograr. Después de 14 horas sin pararnos de mover, llegamos al final de una historia que se construyó en 2 años y medio. Y créanme que todo fue perfecto, no cambiaría nada por las sensaciones que me produjeron esos últimos 100 metros de la línea de meta. 

Es difícil plasmar todas las cosas que se viven durante esta historia, no me queda mas que reflexionar y pensar que todo se acomodó de tal manera que fue posible lograrlo gracias al apoyo de mis amigos, familia que siempre están ahí para todo y el mejor team que es Urban Jungle.

El gran sueño se completó.