Compañeros de ruta.

Compañeros de ruta.

Para bien o para mal, las experiencias transforman las relaciones o crean otras completamente nuevas. Me surgió esta reflexión al pensar en escribir mi anécdota en el triatlón, porque a pesar de ser una prueba individual, en mi caso, fue muy importante el apoyo que tuve de personas ya muy “clavadas” en este medio. Y que ahora considero entrañables, no sólo en el ámbito deportivo porque al final esto se vuelve un estilo de vida y no cabe duda que este es uno de los grandes pretextos para labrar amistades.

Luego de nueve años corriendo, la necesidad de hacer un triatlón a modo de escapismo del “tedio corredor” surgió. Creo que todo lo hice al revés, considerando el orden de la competencia; tengo un poco de experiencia corriendo, hacía dos meses que había empezado a rodar un poco en unas sesiones de spinning y nadaba nada. Todo se concreto cuando me invitaron a hacer un relevo de 70.3 pero adivinen que disciplina realicé, obvio corrí, pero pensé, no es justo tengo que completar la experiencia.

La novata sin plan de entrenamiento, sólo podía aceptar que necesitaba un guía, así que empecé a entrenar en un equipo. El viaje empezaba bien, tenía mis sesiones estructuradas, centros de entrenamiento, una bicicleta y toda la parafernalia que se requiere. No obstante llegaron las dudas y cuestionamientos (no sé nadar, nadie me ha dicho como es la posición correcta en la bici, creo que nunca he tenido técnica corriendo, como usar las zapatillas, como hacer las transiciones, etcétera) así que la solución a todas mis incertidumbres fue inscribirme a la prueba más cercana: Olímpico, Veracruz, estábamos en junio y la prueba era en septiembre. Así que lo creí aterrizado, mi razonamiento para elegir entre sprint y olímpico, fue que consideré que el primero es una prueba muy explosiva y la verdad no quería presionarme por tiempos.

La fecha de la competencia llegó, mis mayores temores se remitieron un poco al cambio de condiciones climáticas, a mi nado por primera vez en aguas abiertas y que no tenía mis lentes de contacto ni otro accesorio de graduación que me permitiera ver claramente. Así que sabía que iba a ser complicado, pero era mayor mi emoción a la preocupación que realmente eso me hacía sentir. El calor agresivo veracruzano no se hizo presente, al contrario fue un día nublado y con lluvia, aunque mínima pero existente en ratos, lo que aumentaba mi temor a poder derraparme. Al final con dignidad, agotamiento y muy gozosa, concluí la prueba.

Los consejos de amigos fueron aplicados y de mucha ayuda; me visualice en cada una de las pruebas, visualice cada brazada, pedaleada y cada zancada. Sus palabras de aliento y apoyo previos, fueron recordados en cada momento. Ahí descubrí que en el triatlón “estremecerse” es uno de los verbos constantes lo mismo que el ser y estar.

Prometo hasta ahora volver a alguna de las sedes, no sin antes tratar de realizar todas las locaciones que estén en mis posibilidades. Porque este tema de la novedad en condiciones y lugares es una de mis motivaciones. En cuanto a las distancias y objetivos, si quiero probar todo, este año quiero hacer 70.3 y el próximo Ironman, para seguir con un Ultra, seguro al concluir esto podré contarles, después de tantos kilómetros recorridos, si realmente esto ha sido una metáfora de la vida.

Por ahora puedo decir que el triatlón es una de aquellas aventuras memorables, que se me ha presentado. Me permite conocer nuevos lugares, desafiar mi mente, crear nuevos retos y objetivos, así como reafirmar que la constancia y la disciplina son la base para lograrlo, sigo fascinada con tanta espontaneidad.

 

Betsaida Salazar. @ponnylegs

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.